RUTA AMEYUGO Y ALTO DEL COTILLO
Esta ruta tiene más dificultad que las demás, pero es impresionante. Madrugamos un poco más de lo normal porque no la hacemos solos y nos dirigimos a Ameyugo, un pueblo detrás de Pancorbo (dirección Miranda). Dejamos el coche en la plaza y nos dirigimos por un camino hacia el área de descanso de la autovía. Lo dejamos atrás y cogemos un camino hacia la izquierda, atravesamos el puente que pasa debajo del tren y nos internamos en un bosque de encinas, roble y algo de acebo.
Comenzamos a ascender por un sendero estrecho y vertical. La subida es durilla y en ocasiones nos ayudamos de cuerdas que están colgadas de los árboles que hay a ambos lados. Es estrecho y muy sinuoso pero, a medida que subimos, tenemos unas impresionantes vistas del desfiladero de Pancorbo y los montes Obarenes… Todo ello acompañado de un hermoso arco iris.
Seguimos las flechas que marcan el camino y llegamos a la cueva de Vallejera donde hacemos un descanso. Aún nos toca subir más. Cuando subimos, al fin, llegamos a la cima del Cotillo , de 948 metros, en el que hay un pequeño homenaje del Club Montañero de Miranda a un compañero fallecido. Las vistas son preciosas y tenemos ante nosotros todo el llano donde está Miranda y todos los pueblos de la zona. Comenzamos a bajar por la parte opuesta a la que hemos subido. Ya no es un sendero estrecho, se amplía, es más cómodo. A lo largo del descenso encontramos mucho boj y..¡oh, suerte! algunos champiñones que nos salen al paso. Unos pocos, pero menos es nada. El descenso culmina en un camino con bosque de pinos y montes a ambos lados. Y estamos en La Rioja, entre montes, con un terreno con pastos, abrevaderos de vacas y un depósito grande.
Seguimos andando hacia la izquierda hasta adentrarnos de nuevo en un sendero estrecho en el bosque. De nuevo la vegetación cambia y es similar a la primera parte de la ruta. Aún tenemos que subir más para volver al camino de inicio, camino fácil, sendero amplio, pero subida dura. Al final, Ameyugo se hace visible y comenzamos a bajar con más facilidad hasta llegar al pueblo.
En total, cuatro horas de dura pero tranquila caminata que se olvidó en cuanto nos pudimos tomar un cafetito en Bujedo.