MEMORIAS DE UN SEXAGENARIO ADOLESCENTE. Eduardo García. (2011) Obra social Caja Burgos
Con la nostalgia y dulzura que da la perspectiva de la edad, este villadieguense rememora y escribe, a lo largo de casi trescientas páginas, esos momentos que todos querríamos guardar en nuestra memoria. Pero esta es corta y qué mejor que proyectarla en unas palabras que nunca se llevará el viento.
La escuela, las vacaciones, el maestro, los mercados…todo ello forja una personalidad y una historia imborrable que se lee con una sonrisa en los labios y con una mirada evocadora.
He aquí un ejemplo:
“Me bautizaron a los diez días de mi llegada(…) en la iglesia de San Lorenzo de Villadiego y a punto estuve de llamarme Emiliano de por vida si mi hermano Jesús no lo remedia.(…)
Con cierta regularidad acudían a la villa grupos de húngaros que (….) traían consigo algunos animales para el circo y significaban una diversión inesperada. Después de un recorrido por las calles, anunciando ruidosamente su presencia y la de los bichos, organizaban el espectáculo en la Plaza Mayor. Allí acudía todo el mundo provisto de sillas y se formaba un gran círculo en torno a la improvisada pista.”