LA SOMBRA DEL ÁGUILA

LA SOMBRA DEL ÁGUILA. Por Arturo Pérez-Reverte. (1951)

CAPÍTULO IV. La gitana del comandante Gerard.

          Lo del coronel era lo de menos, porque el tal Oudin era una mala bestia normando, creo recordar, que no se fiaba ni de su padre, uno de esos que estaba todo el día dale que dale con lo de «peggos espagnoles, necesitáis disciplina» y cosas por el estilo. Ya cuando el paso del Niemen, Oudin  había hecho fusilar a media docena de compañeros que intentaron tomar las de Villadiego y volver a España por su cuenta.