ECOS DEL SILENCIO de Miguel Ángel Casado Martínez
Maquetación e impresión Rico Adrados S.L. 2023.
Unas cartas encontradas fortuitamente en el desván de su casa, unas monjas remisas en principio a remover el pasado, un misterio a caballo entre los siglos XVIII y XIX, un amor esperado que no llegó , una familia noble que se opuso… Dos épocas, una historia.
A través de esta lectura, se nos muestra una historia de amor y una esperanza final. Una lectura que nos lleva a un Villadiego en el pasado y en el presente y a un convento que fue y será uno de los emblemas más importantes del pueblo.

“Desde su casa tomó la
inmediata esquina junto a la tapia de la huerta del convento que llegaba desde
el edificio del Arco de la cárcel hasta la iglesia conventual dejándose bordear
por la calle de las Monjas que, desde la calle judía, llegaba a las traseras
del Palacio de los Velasco y dicha iglesia (…)
En dicha conjunción de la tapia
del convento con el edificio del museo y otrora cárcel o puerta de la villa, en
la parte inferior de dicha tapia y en los adentros monacales, se encontraba el
segundo asentamiento del cementerio donde, pegado a dicho muro, estaban
enterradas monjas en los últimos años
Miraba el Palacio reparando en
una arquitectura sobria y firme que le evocaba recuerdos de otras construcciones
en Sudamérica, donde se veía claramente la identidad de estilos con las
españolas. Se fijó sobre todo en el enorme escudo de su familia, los Velasco,
que presidía la fachada principal sobre la puerta, esta amplia, con un enorme
dintel cuya anchura permitía la entrada de los carruajes, que tras el apeadero
junto a la egregia escalera, accedía al patio de columnas y a las caballerizas.
Así lo hizo y sin reparar ni
con quién se cruzaba y a quien inconscientemente daba un saludo ritual puso
rumbo hacia la iglesia de Santa María, solía ser una ruta de paseo junto al
Molino de Mari, el puente romano del matadero y bordeando la pista de pádel y
el campo de fútbol, seguía por el polideportivo y piscinas hacia el puente de
La Curiela(…).
Todo ello formaba parte de una
sensación que le hacía sentirse acogido y a gusto en este mundo pequeño
particular, de gentes que formaron su entorno, ahora olvidado por los nuevos
habitantes que componían este actual Villadiego, una sociedad mutante en la que
la nueva forma de vida impedía que dos generaciones consecutivas permanecieran
en ese lugar”.
Gracias al autor por el regalo de su trabajo.