Todo el mundo sabe que no siempre se encuentran las palabras adecuadas para expresar lo que uno siente, que en ocasiones hemos de rebuscar en nuestras destrezas lingüísticas para acercarnos, si quiera un poco, a aquello que queremos decir…y muchas veces nos quedamos ahí, a la puerta, casi.. casi…
Cualquier texto escrito, por muy pequeño que sea, es una tarjeta de presentación… es el reflejo de lo que el lector percibe. No porque el texto sea menos extenso o menos importante, se ha de escribir peor. Da igual que se trate de un panfleto publicitario, de una noticia de periódico, de un escrito administrativo, de un cartel callejero o de un texto literario… siempre será un texto escrito y, como todo, tiene sus normas y su bien hacer.
Cuando un texto está bien escrito, se nos dice que, independientemente de lo que cuente, el escritor ha adquirido un compromiso con el lector… el considerarlo digno de un trabajo bien hecho. Un buen texto escrito es como la buena imagen de una persona: es el vestir de las palabras… y dice mucho de quien lo escribe.
Por ello, en estos tiempos que corren, en los que las normas de escritura parecen haber sucumbido ante el vértigo de los mensajes y de las imágenes, es, si cabe, más importante aún, reivindicar el gusto por lo correcto, por lo bien hecho.
Pero no siempre quien escribe tiene suficientes conocimientos técnicos y gramaticales como para ir resolviendo los problemas que se le plantean. Ahí es donde entra este Servicio de corrección de estilo. Se trata de una revisión gramatical, atendiendo a las cuestiones ortográficas y una revisión de las cualidades textuales que tienen que ver con la coherencia y cohesión del texto. Además, proponemos una visión más objetiva, más especializada, que ayudará al escritor (eventual o de oficio) a transmitir de la mejor manera posible aquello que desee.